Traducido al Español por Alexis Vigo (English version)
Crece el espacio para la lucha en el trabajo, en las calles y en la urna electoral
La sociedad americana de hoy día hierve en su descontento. La economía de Estados Unidos está saliendo de la caída económica más severa desde la Gran Depresión. La tasa de creación de empleos está en su punto más alto en veinte años, pero la mayoría de los trabajos creados son de paga baja. De hecho, a pesar del crecimiento económico, la paga no ha crecido. El nivel de descontento por el nivel de desigualdad, la disfunción política en Washington y la injusticia racial crece por momentos.
Nosotros, en Alternativa Socialista (Socialist Alternative) hemos dicho que la victoria Republicana de mitad de periodo no es un mandato popular para continuar atacando a la gente trabajadora. ¡Una encuesta reciente demuestra que un 63% de los encuestados apoya un ! Esta estadística por sí sola resalta la mentira de que el país se mueve a la derecha.
Desde noviembre hemos visto surgir el movimiento “Black Lives Matter” (la gente negra importa) a escala nacional, llevando a la mayor radicalización de la juventud negra en los últimos cuarenta años. La lucha por un salario mínimo de $15 se está extendiendo y agudizando en distintas partes del país tras las victorias en Seattle y San Francisco. Los jóvenes inmigrantes continúan valientemente tomando acción contra la negación inhumana de derechos primarios. Las mujeres luchan en contra de los ataques a los derechos reproductivos y los niveles epidémicos de violencia, sea en recintos universitarios o en la NFL. La lucha por la igualdad de matrimonio continúa progresando.
Detener la retracción de los Sindicatos
Pero el factor más importante frenando una lucha general en contra de la austeridad, la desigualdad y la injusticia racial es la ausencia de un movimiento obrero. Las uniones están en su punto más débil en más de cien años lo que se refleja en el estancamiento de los salarios en este periodo de crecimiento. La aprobación de leyes de “derecho a trabajar” (“right to work”), las cuales discutimos por separado, es una recaída seria.
Sin embargo, el creciente movimiento de trabajadores de comida rápida, el cual ha impulsado la lucha por $15, así como la huelga de los trabajadores de refinerías de petróleo, que se enfocó en las pésimas condiciones de seguridad de la industria, nos enseñan el gran potencial para reconstruir el movimiento obrero en torno a luchas con amplio apoyo popular. Hemos exhortado a las uniones, aún con grandes recursos económicos y humanos, a que se unan con BLM para presionar por reformas serias del sistema de justicia criminal, junto con demandas económicas como un salario mínimo de $15/hr. Imaginen el impacto de una movilización seria entre las uniones y las organizaciones de derechos civiles para un día nacional de acción en solidaridad con BLM.
Reconstruir el movimiento obrero supone reconstruir la fuerza colectiva en el trabajo y una cultura de lucha. Esto puede ser un proceso prolongado, que necesitará nuevas formas de organización. Definitivamente requerirá formar un nuevo liderato que rechace la idea vacía de “asociación” con las grandes empresas y sus partidos políticos. BLM y la lucha por $15 pueden tener un papel clave en impulsar este proceso.
Las vidas de la gente negra importan
A pesar de la decaída temporal del movimiento BLM como fuerza visible a nivel nacional, ahora los tiroteos de la policía a gente desarmada de color llevan de manera regular a protestas locales decididas y significativas como en Madison, Wisconsin, después del asesinato de Tony Robinson, o en Pasco, Washington, después del asesinato de Antonio Zambrano-Montes.
Además, el movimiento ha causado que Eric Holder y el departamento de justicia hayan sacado un severo reporte en contra del departamento de policía y del sistema judicial de Ferguson sobre el acoso sistemático y la extorsión de la gente negra pobre; esto en la pequeña ciudad donde el asesinato de Mike Brown provocó una protesta masiva. El reporte viene respaldado con la amenaza de demanda federal o hasta la disolución de la fuerza policiaca si no se efectúan ciertas reformas. Estas reformas son sólo un paso. No llegan a lo mínimo necesario, pero aún así son un paso importante. Mientras Obama alega que Ferguson no es un caso típico o “endémico”, el hecho es que hay cientos de Fergusons en este país. Este es sólo un indicativo del potencial para el creciente movimiento de liberación negro.
Hemos hecho hincapié en la necesidad de que el movimiento desarrolle un programa más amplio para combatir no sólo la brutalidad policiaca, sino la abrumadora presión económica que sufren los trabajadores/as negros y la clase trabajadora en general. Y en muchos casos se está comenzando a hacer exactamente eso.
Disfunción sin fin
En el ámbito político también se ven contradicciones agudas. Ambas cámaras del congreso están dominadas por una mayoría Republicana errática que se enfoca en organizar espectáculos como el del portavoz de la cámara Boehner invitando al primer ministro israelí Netanyahu a dirigirse al congreso. Obviamente, el propósito era perjudicar las negociaciones del presidente Obama con el gobierno de Irán sobre el programa nuclear iraní.
Mientras tanto, los Republicanos, con acciones judiciales si es necesario, se empeñan en deshacer cualquier medida progresivas que Obama ha implementado, incluyendo el levantamiento de amenaza de deportación a cinco millones de personas o el control de emisiones impuesto por la EPA a plantas de energía eléctrica a base de carbón. También quieren agujerar las medidas de Obamacare con una demanda ante la corte suprema. De llegar a ser efectiva podría causar la pérdida de créditos contributivos a nueve millones de personas, por ende dejándoles sin recursos para obtener cobertura médica.
Pero, por supuesto, hay toda una serie de cuestiones como la asociación Trans-Pacífica (Trans-Pacific Partnership) en las que el ala derecha de los Demócratas y las secciones más “responsables” del partido Republicano están completamente de acuerdo, ambos en total oposición a los intereses de la gente trabajadora.
La respuesta de los Demócratas al sin fin de ataques Republicanos ha sido extremadamente débil, en el mejor de lo casos. Hillary Clinton, mientras se prepara para declarar su candidatura para las elecciones de 2016, se ha rodeado de asesores y consejeros que alegan lo increíble: ¡el error de los Demócratas en las pasadas elecciones fue irse demasiado a la izquierda! El liderato pro-empresa del partido está haciendo todo lo posible para contener a Elizabeth Warren cuya popularidad emana de sus denuncias a Wall Street y su demanda por una mayor regulación del sector financiero.
Mientras tanto en Chicago, el electorado negó una reelección automática a Rahm Emmanuel, el “Alcalde 1%” forzándole a una segunda ronda electoral contra Chuy García, un Demócrata populista. Millones de personas trabajadoras buscan una forma de luchar y anhelan tener representantes políticos que de verdad representen sus intereses en lugar de los intereses de las corporaciones.
Construir una alternativa real
Hace poco más de un año, con 95,000 votos, Kshama Sawant se convirtió en la primera concejala socialista de Seattle en más de un siglo. Gracias a la campaña de base 15 Now (15 Ahora) iniciada por Sawant y respaldada por las uniones, los trabajadores/as de Seattle fueron capaces de vencer la resistencia corporativa y ganar un salario mínimo de $15, por primera vez en una ciudad grande. Esto ha transformado la discusión a nivel nacional y ha animado a activistas en otras ciudades y estados a hacer campaña a favor de medidas similares o mejores.
Este es el modelo de lo que se debe hacer a gran escala, a nivel nacional. Debemos desarrollar una alternativa política de izquierdas independiente del sistema corporativo de la clase dirigente; una alternativa que de voz y apoye las luchas de la gente trabajadora, las mujeres, gente de color, inmigrantes, activistas ambientales, y la comunidad LGBTQ. La reconstrucción de un movimiento laboral luchador puede ser la columna vertebral de una nueva fuerza política que desafíe al sistema capitalista mismo, la raíz de toda la miseria que afrontamos.