Traducido al español por Joe Sonntag; click here for English version
El primer aniversario del asesinato de Mike Brown, matado por un agente de policía en Ferguson, Missouri, está a la vuelta de la esquina. Su muerte, como la de Emmett Till de 14 años, cometido por racistas en Mississippi en 1955, ha ayudado en encender un movimiento masivo. Hoy en día este movimiento se conoce como “Black Lives Matter,” un modo de enseñar al mundo que nuestras vidas son tan importantes como las vidas de cualquier otro ser humano.
Después de ganar significativas concesiones a través del movimiento por Los Derechos Civiles y movimiento de “Poder Negro”, la clase trabajadora negra ha sufrido toda una serie de ataques. Empezando en los ‘70’s, vimos los comienzos de la desindustrializaron de las mayores ciudades americanas. En los ‘80’s “la Guerra contra las drogas” inicio el horroroso procedimiento de encarcelación masiva, seguido en los ‘90’s por el ataque “neo-liberal” de Clinton al sistema de asistencia social. Todo esto ha dañado a los americanos de color más que nadie.
Aunque este proceso ha ocurrido durante décadas, no ha habido una respuesta de contraataque y defensa sostenida. Por esta razón, la muerte de Michael Brown es un momento decisivo en la historia de los afroamericanos en este país y en el mundo entero. Para los trabajadores y jóvenes en Ferguson, Missouri, que cada día se enfrentan a la brutalidad, la muerte de este joven hermano fue el colmo. Bien sea por ser víctimas del desempleo y bajos salarios o víctimas de la persecución policial o víctimas de la criminalización de la pobreza, han aguantado bastante. Los más que 100 días de protestas continuadas inspiraron a centenares de miles personas en el todo mundo a hacer frente al racismo institucional.
Un ejemplo del alcance del racismo institucional se acaba de exponer a la luz pública. ¡El Buro Estadístico de Justicia admitió recientemente que el FBI no ha reportado casi el 50% de casos de matanza policial! En los estados unidos hay 18,000 agencias encargadas de hacer cumplir la ley (más que distritos de escuelas públicas), pero no hay ninguna ley que demande reportar al gobierno federal el asesinato de civiles a manos agentes de policía. Maryland, el estado natal de Freddie Gray, y muchos otros estados rehúsan coleccionar datos sobre las matanzas policiales. El mínimo reportaje de asesinatos por parte de la policía es otro modo con el que la clase dirigente enmascara la realidad del racismo institucional que existe.
La clase dirigente hace un trabajo excelente manipulando a la gente en creer que, si no viven “el sueño americano,” es su propia culpa. Declaran que el racismo murió con la esclavitud y “Jim Crow,” y felizmente nos echan en cara que tenemos un presidente negro en La Casa Blanca cada vez que protestamos en contra del racismo.
La masacre de Charleston
La masacre de nueve personas de color en Charleston, Carolina del Sur, por un supremacista blanco fue descrito inicialmente como un incidente desgarrador realizado por un hombre inestable con problemas mentales. Pero los grandes medios de comunicación han enterrado las noticias de las seis iglesias de la comunidad negra que fueron quemadas en las semanas después de las matanzas de Charleston. Hubieran tenido que analizar el problema de los grupos promotores del terror racista, en vez de echar la culpa simplemente a la locura.
La eliminación de las banderas confederadas de los edificios de estado en el sur está galvanizando a miles de personas. Estas banderas son símbolos de la esclavitud (aunque mucha gente blanca en los estados sureños no lo considere así). Esta bandera se ha utilizado muchísimas veces para estimular a las secciones reaccionarias y no deberían tener hueco en edificios públicos. Está también claro que muchos oficiales en la clase dirigente esperan parar el desarrollo de un movimiento más amplio eliminado estas banderas rápidamente.
Lo que se necesita urgentemente es conectar la demanda por la eliminación de la bandera confederada con un movimiento masivo que luche contra todas formas de racismo y pobreza del sistema, desde la represión de votantes, hasta la brutalidad policial, la encarcelación masiva y los salarios de pobreza.
150 anos después de la derrota de “La Confederacion” y 50 años después del Decreto por el Derecho al Voto, está claro que la sociedad de los estados unidos ha fallado en vencer la herencia racista de la esclavitud, de la súper-explotación y las tácticas brutales de división y conquista de la gente. Luchando contra el racismo y conectándolo con una lucha más amplia por una sociedad socialista, dirigida por una poderosa clase trabajadora multirracial, podremos finalmente dejar todos estos horrores exclusivamente en los libros de historia, donde pertenecen.