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Los demócratas ceden frente al cierre del Gobierno

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El cierre del Gobierno el 20 de enero acabó con una oleada de rabia entre grupos defensores de los derechos de los inmigrantes y sectores progresistas. Los Demócratas plantearon su acción más radical hasta el momento en la lucha contra la agenda intolerante de Trump, prometiendo no aprobar el presupuesto si no se garantiza la protección de los 800.000 beneficiarios del programa DACA, los llamados Dreamers. Vinieron a Estados Unidos de niños y ahora se ven amenazados con la posibilidad de perder sus trabajos y su seguro médico, y ante la amenaza de ser deportados fruto de la decisión de Trump de finalizar el programa DACA, que tendría efecto a partir del 5 de marzo.

Sin embargo, menos de 72 horas después de cerrar el Gobierno, con tan solo la “promesa” de los Republicanos de abordar el debate sobre el DACA en unas semanas, la mayoría de los Senadores Demócratas cedieron, rindiendo de manera vergonzosa la causa de los Dreamers. Dieciocho senadores sí votaron contra la resolución que acordó financiar al Gobierno, incluyendo todos aquellos que se plantean ser candidatos para las presidenciales en 2020. Las divisiones en el Partido Demócrata están saliendo a la superficie como consecuencia de la presión masiva de las bases para que se actúe contra Trump.

La cuestión fundamental que afronta el movimiento ahora es cómo forzar a los racistas Republicanos y a los demócratas que han cedido en la protección de los Dreamers antes de que expire el DACA. Y hay que ser claros, los Demócratas aún tienen ventaja, ya que la ley que permitió reabrir el Gobierno sólo lo financiará durante tres semanas, hasta el 8 de febrero.

Debemos aprender las lecciones de las luchas previas. No podemos confiar en que el Partido Demócrata luche por los inmigrantes y la clase obrera en general, pero en cambio, sí debemos movilizar unificadamente a los inmigrantes, a la clase obrera autóctona y a la juventud en las calles y en nuestros barrios, puestos de trabajos, y campus, reclamando una Ley para los DREAMers ¡sin ninguna condición!

 

No hay vuelta atrás

No se puede creer a los republicanos de ninguna manera. El líder Republicano en el Senado, Mitch McConnell’s, afirma que su “intención” es abordar el estatus de los Dreamers en algún momento de Febrero, una promesa muy limitada incluso si se cumpliera. ¿Qué sentido tiene una estrategia de resistencia basada en confiar en las mismas personas a las que estamos resistiendo? Los republicanos, especialmente en la Casa de Representantes, cargarán contra cualquier nueva Ley DACA con tantas medidas anti-inmigración como puedan. El verdadero objetivo de los más derechistas en el Partido Republicano es convertir la Ley DACA en una Ley general contra los inmigrantes.

Si los Demócratas fueran actualmente un partido que representase a las personas inmigrantes y a la gente común, utilizarían las tres próximas semanas para movilizar en las calles a millones de americanos que apoyan el programa DACA, apoyando así su batalla en el ámbito institucional. Pero los Demócratas no son dicho partido, sino el partido que ni siquiera pudo aprobar la Ley DACA cuando controlaban ambas cámaras entre 2008 y 2010, finalmente promulgada por Obama mediante decreto presidencial. Hablamos del partido qué, bajo el gobierno de Barack Obama, deportó a más inmigrantes que ningún otro presidente de la historia de los EE.UU.

Incluso antes de que se produjera el cierre del Gobierno, Chuck Schumer estaba dispuesto a considerar casi cualquier cosa a cambio de que dejaran quedarse a los Dreamers. De hecho, en un esfuerzo desesperado de evitar el cierre de gobierno, ¡Schumer ofreció vergonzosamente a Trump financiación completa para el muro fronterizo! Un caso de libro de cómo la dirección Demócrata, enfrentada con la intransigencia republicana, no deja de girar en la dirección incorrecta.

 

Las próximas semanas serán decisivas

Las organizaciones por los derechos de los inmigrantes están furiosas con razón. Los Demócratas progresistas, como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, que votaron no a finalizar el cierre del Gobierno, deberían plantearse si están preparados para dar los siguientes pasos necesarios para poder ganar esta lucha, comenzando por impulsar inmediatamente protestas masivas conjuntamente con las organización de inmigrantes, del movimiento obrero y otras fuerzas. Esto pondría una presión inmensa sobre los Republicanos, ya que el 69% de los Republicanos apoyo mantener el DACA, dificultando a los líderes Demócratas ceder de nuevo en febrero. Todas las organizaciones progresistas, incluyendo los Sindicatos, deben ayudar a construir dicho movimiento participando en esas manifestaciones.

Ganar esta lucha puede poner a los Republicanos a la defensiva tras su reciente victoria con la reforma fiscal, una reforma que supone una redistribución masiva de riqueza en favor de las corporaciones y los súper-ricos. Esta lucha ampliaría la perspectiva de la población inmigrante y reactivaría la batalla para conquistar derechos civiles para todos los trabajadores sin papeles. Pero esto debe ser a su vez parte de la construcción de un movimiento más amplio así como de un nuevo partido de masas de Izquierdas que luche por el tipo de cambios que la clase trabajadora necesita.

Los ataques a los inmigrantes se intensifican

Al tiempo que la frase “países de mierda” confirma el descarado racismo de Trump, la obsesión del establishment mediático con otras declaraciones escandalosas del presidente puede llevar a ignorar las acciones reaccionarias impulsadas por esta administración. En los últimos meses, Trump ha acabado con el Estatuto de Protección Temporal de 60.000 inmigrantes haitianos y 200.000 salvadoreños. Ambos son países asolados por la pobreza, golpeados a lo largo de los últimos años por catástrofes medioambientales, y dependientes de la explotación que sufren sus ciudadanos migrados en los EE.UU; por ejemplo, los inmigrantes salvadoreños envían 4.5 billones de dólares a sus casas cada año, la mayor fuente de ingreso de El Salvador, el 17% de su economía.

El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) está redoblando las redadas en los puestos de trabajo por todo el país a una escala más amplia nunca vista en la pasada década. Una mañana a principios de enero el ICE registró 98 tiendas 7-eleven arrestando a 21 trabajadores sin papeles. Derek Benner, director de Investigaciones en Seguridad Nacional de ICE, dijo a la prensa que las redadas han sido “un anuncio de lo que está por venir… esto es para lo que nos estamos preparando este año, y lo que vamos a ver cada vez más es este tipo de inspecciones a gran escala, sólo es el comienzo” (NBC, 1/10/18). Las redadas en el 7-eleven y las escalofriantes advertencias de Benner es un aviso sobre la absoluta necesidad que existe de comenzar a organizar una fuerte resistencia más allá de los cínicos arreglos del establishment Demócrata.

 

Debemos luchar contra nuestro enemigo común

¿Por qué debe importar a los trabajadores autóctonos defender a sus vecinos y compañeros de trabajo inmigrantes contra el ICE y la máquina de deportaciones de Trump, y por qué deben unirse a la lucha por derechos civiles de todos los inmigrantes?

El director del ICE, Thomas Homan, recientemente anunció que “el ICE seguirá haciendo esfuerzos para proteger los trabajos de los trabajadores americanos eliminando las injustas ventajas competitivas de las empresas que explotan la inmigración ilegal” (NBC 1/10/18). Es pura demagogia, pero son los mismos argumentos utilizados por la derecha anti-inmigrantes.

Como Kshama Sawant, concejala de la Ciudad de Seattle y miembro de Socialist Alternative, afirmó el último 1º de Mayo, día del Trabajo:

“Millones de refugiados y otros migrantes que han huido hacia los EE.UU. preferirían no haber tenido que dejar sus países de origen. No son sólo refugiados de guerra, sino también de la devastación económica causada por la conducción del capitalismo para hacer que la clase obrera, los pobres y la juventud paguen la crisis que este sistema ha creado. Los programas de austeridad que recortan los presupuestos han destruido los servicios sociales y han privatizado las antiguas instituciones públicas, mientras la “recuperación” de la crisis económica mundial ha sido superficial y principalmente ha beneficiado a los ricos en todo el planeta. Esas son las condiciones que llevan a las personas a dejar sus hogares, y la clase capitalista de los EE.UU es muy a menudo responsable de las políticas que conducen a esta devastación.

A diferencia de Trump, muchos de sus amigos capitalistas están a favor de la inmigración mientras puedan mantener a los inmigrantes como ciudadanos de segunda clase que se enfrentan a la constante amenaza de la deportación. Marginar a secciones de la clase trabajadora ayuda a los capitalistas a bajar los salarios de todos. Esta situación también les permite llevar adelante la política del “divide y vencerás”, porque lleva a algunos trabajadores autóctonos a sentirse resentidos y temerosos de los bajos salarios y el desempleo.

Necesitamos entender sin embargo que esta situación ha sido creada por los multimillonarios y sus representantes políticos, y no por los trabajadores inmigrantes. Si a todos los trabajadores que viven en los EE.UU se les otorgaran derechos legales plenos como ciudadanos, se dificultaría a los empresarios usar el miedo para bajar salarios y prestaciones. Con la amenaza de la deportación suprimida, todos los trabajadores conjuntamente seríamos más fuertes en nuestra lucha por mejores trabajos, servicios sociales y derechos democráticos”.

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