El día Internacional de los/las Trabajadores/as, el 1 de mayo, se marca cada año con concentraciones y protestas organizadas por sindicatos y socialistas en todo el mundo. Desde las huelgas del histórico “Día sin Inmigrantes” en 2006, el primero de mayo ha sido un día de movilizaciones por los derechos de los inmigrantes en EEUU. Es una oportunidad para mostrar nuestra solidaridad y fuerza, así como resistencia a las injusticias del capitalismo. Este año, los y las inmigrantes en EEUU se enfrentan a un presidente racista que quiere destruir sus vidas, y ahora la consigna del movimiento obrero “Un ataque contra uno es un ataque contra todos” se hace más relevante que nunca.
Las resueltas protestas en los aeropuertos fueron capaces de hacer retroceder la “Prohibición de Musulmanes” del presidente Trump, y el movimiento fue también decisivo en la derrota Trumpcare. En abril, la “Marcha por la Ciencia” y la “Marcha del Pueblo por el Clima” están preparando el camino para las protestas del primero de mayo, reviviendo la lucha contra la agenda derechista de Trump. La clase dominante, tratando de ejercer su poder sobre la Casa Blanca, está poniendo riendas a los aspectos de la agenda de Trump que pueden dañar el prestigio de los políticos corporativos y Trump va zigzagueando en asunto tras asunto. Pero no podemos permitirnos ser complacientes. Las pólizas y retórica anti-inmigratoria de Trump continuarán. Su administración está en batalla abierta en contra del clima. La clase billonaria eventualmente utilizará la presidencia de Trump para pasar leyes más represivas en contra de los sindicatos. El presupuesto propuesto es una arremetida de pólizas en contra de los/las trabajadores/as, mientras que los planes para construir un muro en la frontera con México e intensificar los ataques a la educación pública se mantiene en la agenda.
Las grandes empresas y la inmigración
La retórica y propuestas anti-inmigratorias fueron centrales en la campaña de Trump y ahora está tratando de completarlas con deportaciones masivas, redadas del ICE y otras medidas anti-inmigratorias. Para detenerlo necesitamos construir resistencia más allá de las acciones del primero de mayo. Los sindicatos, las organizaciones de mujeres, el movimiento por el medio ambiente, todos/as los/as que nos oponemos a Trump tenemos que movilizarnos para defender a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Si Trump es capaz de deportar a millones, se envalentonará él y los Republicanos de derecha. Por el contrario, si somos capaces de derrotar sus políticas anti-inmigrantes podremos dar un duro golpe a su intolerante agenda respaldada por los billonarios.
Millones de refugiados e inmigrantes que han huido a los EEUU hubieran preferido no dejar sus países de origen. No son sólo refugiados de guerra, sino también de la devastación económica originada por el capitalismo, que hace recaer en los/las trabajadores/as, los pobres y la juventud los resultados demoledores de una crisis que el propio sistema ha creado.
Los recortes y programas de austeridad han destripado los servicios sociales y privatizado instituciones previamente públicas, mientras que por todo el mundo la “recuperación” de la crisis económica ha sido engullida y ha beneficiado mayoritariamente a los súper-ricos. Estas son las condiciones que llevan a la gente abandonar sus países de origen, y la clase billonaria de EEUU ha sido muy frecuentemente responsable de las políticas que han causado esa devastación.
A diferencia de Trump, muchos de sus amigos de grandes negocios están a favor de la inmigración, siempre y cuando puedan mantener a los inmigrantes como ciudadanos de segunda clase enfrentados a la constante amenaza de deportación. La marginalización de secciones de la clase trabajadora ayuda a las grandes empresas a disminuir los salarios de todos. Incluso les ayuda con su póliza de “divide y vencerás” causando resentimiento en algunos trabajadores estadounidenses por el miedo a los bajos salarios y el desempleo.
Sin embargo, es importante entender que esta situación ha sido creada por los billonarios y políticos, no por los/las trabajadores/as inmigrantes. Si se garantiza completa legalización y derechos a todos/as los/las trabajadores/as viviendo en EEUU sería difícil para los empleadores usar nuestros miedos para reducir salarios y beneficios. Sin el constante miedo a la deportación todos los/as trabajadores/as seríamos más fuertes, pudiendo demandar unidos mejores trabajos, servicios sociales y derechos democráticos.
Discusiones sobre huelgas y paros laborales
Durante la preparación para el día internacional de las mujeres y el primero de mayo hubo charlas de huelgas contra Trump. Esto es un desarrollo importante y bienvenido porque señala la clase de acción determinada que será necesaria tanto para derrotar a Trump como para construir el poder de la gente trabajadora con el potencial para cambiar la sociedad.
Aunque ninguno de los dos días de acción internacional resultó en decenas de millones de personas en las calles con disrupciones masivas, algunos sindicatos sí han decidido tomar acciones el primero de mayo, con más discusiones sobre la posibilidad de huelgas. Si Trump comienza a deportar masivamente a millones de inmigrantes o si decide acabar con los sindicatos, estas determinadas tácticas de disrupción pacífica, desobediencia civil, y paros laborales serán sumamente importantes para detenerlo.
Los republicanos han tomado la iniciativa de atacar a la comunidad inmigrante con más fuerza, pero el partido demócrata tampoco se puede contar como aliado confiable de los inmigrantes. Obama deportó más inmigrantes que todos sus antecesores presidenciales combinados. Si los demócratas quieren de verdad defender a los inmigrantes, no sólo deberían limitarse a bloquear las propuestas de Trump, sino también ayudar a organizar protestas, huelgas y resistencia militante en defensa de inmigrantes.
Nuestra estrategia de construir un movimiento unido contra Trump y la clase billonaria necesita también presentar candidatos que luchen por los intereses de los/las trabajadores/as y los más marginados, con demandas como educación y cuidado de salud universal y gratuito, un sueldo mínimo de 15 dólares la hora y poner fin a las deportaciones. Nuestros candidatos deben de estar conectados al movimiento, rendirle cuentas, y ser completamente independientes del control financiero y político de donadores adinerados.
Un Movimiento Internacional
Los problemas del capitalismo – las guerras, la desigualdad y la devastación del medio ambiente—se están poniendo peor y necesitamos un movimiento internacional para combatir estos males. Los programas de austeridad y desigualdad económica, que han llevado a que ocho hombres ricos posean la misma riqueza que la mitad de la población del mundo, demuestran que necesitamos un cambio fundamental. Los que manejan la economía – las 500 corporaciones más ricas del mundo – deben de ser reclamadas por la sociedad y dirigidas democráticamente, basándose en la solidaridad de los trabajadores y por un medio ambiente sostenible. Un movimiento fuerte por todo el mundo que ponga el control de la riqueza en manos de los/las trabajadores/as que la producen puede deshacerse de muchas de las condiciones que fuerzan a la gente a migrar. Si quebramos el poder de la clase billonaria internacionalmente, podríamos comenzar a construir una alternativa a la devastación y crisis creada por el sistema capitalista. Espero que te unas a nosotros/as.