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¿Por qué necesitamos una educación superior pública y gratuita ya?

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No tenemos nada que perder a parte de deudas

Traducido al español por Isabel Piñeiro; click here for English version

El movimiento por una educación superior pública y gratuita está ganando popularidad. Lo que hasta hace poco se veía como una panacea progresista ha entrado en la agenda del debate público, y varios estados — incluidos Tennessee, Mississippi y Oregón — han aprobado o están considerando legislar para que los centros educativos comunitarios sean gratuitos. Entre tanto, el presidente Obama ha hecho un llamamiento a todos los estados para eliminar las tasas de los colegios comunitarios y, en mayo, el senador Bernie Sanders introdujo un proyecto de ley para hacer que todos los colegios públicos y universidades estatales del país sean gratuitos.

A pesar de que la propuesta de Sanders tiene pocas posibilidades de éxito, está claro que la agenda neoliberal de austeridad y privatización es cada vez más insostenible, y el apoyo por parte del 99% para hacer que la educación pública gratuita una realidad está creciendo. Pero para realmente ganar esta batalla será necesaria una acción conjunta, sino movimiento, de estudiantes, educadores y activistas.

¿Qué es lo que fue mal?

No hace tanto tiempo que los sistemas universitarios públicos eran completamente, o en su mayoría, gratuitos. Ambas, University of California y City University of New York cobraban poco o nada hasta las décadas de 1970 y 1980, cuando una crisis fiscal junto con una ola conservadora dieron lugar a incrementos regulares en el costo de la matrícula y clases en universidades y colleges de todo el país. Como es de esperar, muchos de los centros que se vieron más afectados por estas nuevas políticas fueron aquellos con las mayores cifras de estudiantes de color y pertenecientes a la clase obrera.

Esta tendencia tiene varias dimensiones, incluyendo charter schools en K-12 y construcciones masivas de proyectos en colleges y universidades estatales, como unos estadios deportivos cada vez más grandes. Consejos administrativos, junto con ejecutivos corporativos, han subido los sueldos de los presidentes de muchas escuelas llegando a equipararlos al nivel de un director ejecutivo (CEO, por sus siglas en inglés), al mismo tiempo que suben los costos de matrícula y clases, se eliminan servicios y reemplazan trabajos bien pagados en el campus por trabajos con peor sueldo. A esto hay que añadir el creciente número de posiciones de profesor adjunto mal pagadas y a tiempo parcial.

Uno de los mayores ataques a la educación superior pública se está dando en Wisconsin, donde el gobernador Scott Walker ha cortado $300 millones del presupuesto universitario y además está tomando medidas para eliminar la permanencia académica (tenure). En University of California, los costos de matrícula y clases para estudiantes del estado se duplicaron en menos de una década, subiendo desde unos ya inasumibles $6,802 en 2006 hasta casi $14,000 en 2015. Entre tanto, en City University of New York, sistema con la misión histórica de servir al pobre y a la clase obrera de la ciudad, matrícula y clases han incrementado su precio en prácticamente en un 40% desde 2010. Para añadir insulto al delito, las Becas Federales Pell, que ayudan a que estudiantes en situaciones de desventaja puedan asistir al college, fueron cortadas en 2015. Como consecuencia, la deuda del préstamo del estudiante ahora excede a la deuda de las tarjetas de crédito en los Estados Unidos, con una media de $35,000 por solicitante, y una media de deuda estudiantil nacional que supera el trillón.

Haz que paguen las grandes corporaciones

Los efectos de esta ofensiva corporativa sobre la educación han sido desastrosos. Actualmente, solo cerca del 50% de los estudiantes de EE. UU. que intentan completar unos estudios de licenciatura lo hacen en 6 años. Como consecuencia, el ratio de graduados de entre 24 y 35 años ha caído considerablemente comparado con otros países donde la matrícula es gratuita. De los 28 países analizados en 2012 por la Organización para el Desarrollo y Crecimiento Económico (OECD, por sus siglas en inglés), EE. UU. obtuvo el decimonoveno puesto.

Photo: philosophersforchange.org
Foto: philosophersforchange.org

A cierto nivel, la solución a esta crisis de los precios es simple. Debemos luchar para que la educación superior se subvencione en su totalidad, eliminar el costo de matrícula y clases, luchar por que se cubran los gastos de vida del estudiante y coste de libros de texto, y devolver las universidades y colleges a su misión original: facilitar una educación rigurosa y extensa a los niños pertenecientes a la clases media y trabajadora americanas. Aunque semejante actitud podría sonar radical, no sólo daría lugar a una mejor economía, igualdad social y racial, sino que también mejoraría de manera palpable el acceso a colleges y el ratio de graduados, al mismo tiempo que los costos se reducirían.

El incremento real de la inversión pública necesaria para hacer que los colleges sean gratuitos es bastante menos de lo que crees. Tal y como Ann Larson y Michael Checque defendían recientemente en la revista Jacobin, teniendo en cuenta todo el dinero que Estado y gobiernos federales gasta, el costo total de hacer que la educación pública sea gratuita sería solo $15 billones. Para hacernos una idea de lo insignificante de esta cantidad, considera que el programa dedicado al avión de Guerra F-35 del Pentágono tuvo un sobrecosto de ¡$163 billones!

Hacer la educación superior gratuita es también más eficiente para la sociedad en su totalidad en términos de coste. La agenda neoliberal ha forzado a las instituciones públicas a competir cada vez más entre ellas, con el objetivo de atraer más estudiantes que puedan pagar la matrícula, gastando millones en publicidad, estadios, residencias de lujo y centros recreativos. Elimina la matrícula y la competición entre centros, y acabarás con esa dualidad en los incentivos para gastar dinero en necesidades no académicas al mismo tiempo que le darás prioridad a la misión académica de nuestras universidades.

Construir un movimiento de base masivo para ganar

Mientras que los retos académicos son fácilmente superables, no conseguiremos una educación superior gratuita para todos sin un movimiento sostenible y masivo de estudiantes, educadores, deudores y todos aquellos interesados en luchar por una sociedad que funcione para todos, no solo para el 1%. ¡Es hora de recuperar la educación pública que ahora está dominada por los lobbies corporativos que terminarán por destruirla!

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