A fines de junio, los líderes de la Cámara de los Representates rechazaron las negociaciones con el Senado en un proyecto de ley de inmigración bi-partisano que combina la militarización de la frontera con un programa de trabajadores visitantes (guest workers) que sería favorable a las corporaciones. Los republicanos de la Cámara a su vez dijeron que ellos sostendrían audiencias públicas alrededor del país sobre el tema de inmigración, asegurando que el asunto estará en el centro de atención nacional durante los próximos meses.
El documento del Senado fue creado como respuesta a la viciosa propuesta de ley anti-inmigrante HR4437 que fue aprobada el invierno pasado. Dicha propuesta auspicia el tratar como criminales a los inmigrantes indocumentados y a cualquier persona que los ayudara (incluyendo sacerdotes y trabajadores sociales), también llama a la construcción de un muro gigante a través de la frontera con México agregando miles de agentes armados a las patrullas fronterizas en una zona donde cientos de inmigrantes mueren cada año tratando de cruzar desde México hacia los Estados Unidos.
Después que el proyecto de ley de la Cámara causara una reacción de enojo y protestas sin precedentes en la comunidad inmigrante, los republicanos y demócratas en el Senado rápidamente proclamaron una alternativa, la propuesta de ley SB2611, que apunta a brindarle a las corporaciones la fuerza de trabajo explotable que demanda mientras aparenta apaciguar las demandas de los votantes Latinos.
El proyecto de ley del programa de trabajadores visitantes permitiría a un limitado número de inmigrantes trabajar en Estados Unidos por un período básico de hasta 6 años.
Los inmigrantes indocumentados que han vivido en los Estados Unidos por más de cinco años podrían aplicar para obtener la ciudadanía después de esperar varios años, pagando miles de dólares en multas y honorarios condicionados a aprender inglés. Pero aquellos que han permanecido dentro de los Estados Unidos por un período de entre dos y cinco años deberían abandonar el país y aplicar para volver a entrar como trabajadores visitantes. Los millones de personas que han inmigrado durante los últimos dos años serían deportados inmediatamente.
Algunos sindicatos y organizaciones de inmigrantes, equivocadamente han aclamado el proyecto de ley del Senado como un paso en la dirección correcta. Pero en vez de otorgar a los trabajadores inmigrantes los derechos que merecen, el programa de trabajadores visitantes institucionalizaría su status de ciudadanos de segunda categoría, creando lo que Nativo Lopez, presidente de la Asociación Política México Americana, ha llamado un sistema de apartheid (sistema de separación de razas como en Sud Africa). A diferencia de los ciudadanos americanos, los trabajadores visitantes podrían permanecer en el país solamente durante el tiempo que logren mantener sus trabajos, dando a los empleadores un arma para aterrorizar a los trabajadores que se quejen de las condiciones de trabajo o sobre el pago. Los trabajadores podrían esclavizarse durante años sin garantías de obtener la ciudadanía o ni siquiera la tarjeta verde de residencia.
Los inmigrantes que apliquen para legalizar su estado inmigratorio tendrían que reportar su estado como indocumentados, exponiéndose a ser deportados en caso que sus aplicaciones no fueran aceptadas. El proyecto de ley del Senado retiene la mayoría de las rigurosas medidas de fuerza del proyecto de ley de la Cámara de los Representantes agregando algunas nuevas medidas. Este nuevo proyecto aún aboga por la construcción de un muro a través de la frontera (un muro un poco más corto que el anterior) y por enviar a la Guardia Nacional a patrullarlo. Además construirían nuevos centros de detención para mantener a los inmigrantes allí detenidos por tiempo indefinido sin siquiera darles cargos.
Es por todo esto que los grupos más progresivos de derechos de los inmigrantes y la federación de sindicatos AFL-CIO se oponen a la SB2611.
Los republicanos de la Cámara Baja están divididos. La parte de las grandes empresas y los políticos que las apoyan, pretenden mantener el abastecimiento confiable de mano de obra barata. Por otra parte, el ala derecha quiere ganar el apoyo entre los constituyentes blancos nacidos en EEUU y por eso culpa a los inmigrantes por los problemas de criminalidad y falta de servicios sociales que está enfrentando el país debido a los bajos salarios.
Los demócratas por su parte, en vez de usar el momentum creado por las masivas protestas a favor de los derechos de los inmigrantes para crear una base firme contra la represión, están apoyando al proyecto de ley del Senado en un esfuerzo de pacificar a los inmigrantes mientras continúan mostrándose duros.
El Congreso puede haber alcanzado un punto muerto en la ley de inmigración, pero esta es solamente la primera ronda en una serie de batallas mayores respecto a este tema. Nosotros podemos esperar que los republicanos de la Cámara utilice sus próximas audiencias públicas para fomentar aún más la histeria anti-inmigrante adelantándose a las elecciones del Congreso de Noviembre. El movimiento de los derechos del inmigrante podría indicar que si el Congreso quiere reducir la inmigración ilegal, debería dar marcha atrás con la viciosa política de NAFTA y de IMF que ha creado una devastadora pobreza en México y en el mundo subdesarrollado.
El movimiento por los derechos del inmigrante debe aprovechar el momento para luchar por un programa que realmente mejore las vidas de los inmigrantes y una a todos los trabajadores contra su enemigo común: las grandes empresas. Trabajando juntos con el movimiento de trabajadores y otros aliados, podríamos demandar una legalización incondicional para todos los trabajadores indocumentados que en la actualidad residen en los Estados Unidos junto a un salario mínimo para todos los trabajadores de $12.50 por hora, derechos de Unión, y un sistema de seguro de salud universal gratuito.